🎪 Un Poco de Historia

En el año 1968, dos apasionados del espectáculo se unieron para dar vida a un circo único: René Valdés, conocido como Timoteo, y Darío Zúñiga.

René había dejado atrás el teatro para consolidar su personaje cómico, Timoteo, mientras que Darío, amante del circo desde niño —aunque su madre se lo prohibiera— soñaba con llevar su propio show a cada rincón del país.

En aquellos tiempos, nombres como Las Águilas Humanas, Buffalo Bill, Tony Caluga y Frankfort dominaban la escena circense. Eran también los últimos años de los tradicionales convites, verdaderas procesiones callejeras que anunciaban el espectáculo con música y color. Cada artista salía caracterizado, mientras las bandas llenaban el aire con la melodía del carrusel.

Tras formar parte del circo Capitol, dirigido por la Tencho, una de las legendarias hermanas Neira, a René le ofrecieron actuar como Timoteo en el circo Frankfort. A Darío, solo la boletería. Pero él tenía otro plan: crear algo propio.

Con cero presupuesto, una carpa prestada y muchas ganas, iniciaron su primera gira en Requehue, cerca de Pelequén. El público lo llamó “circo rasca”, un término que hoy abrazamos con orgullo. Porque Timoteo nació desde la marginalidad, pero con una esencia irreverente, divertida y profundamente humana.

Hoy, el Circo Timoteo es parte del patrimonio cultural popular chileno, llevando risas, picardía y talento a cada rincón del país.